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Erotismo y sátira anticlerical en un preservativo del s. XIX

Un testimonio insólito de la sexualidad en el siglo XIX

El preservativo en el Rijksmuseum de Amsterdam

En el Rijksmuseum de Ámsterdam se exhibe desde Junio un objeto tan curioso como revelador: un condón de aproximadamente 200 años de antigüedad, confeccionado hacia 1830 a partir del apéndice de una oveja.
Los condones han existido durante siglos. Las primeras versiones - hechas de lino, membranas animales o conchas de tortuga - ofrecieron poca protección. Pero aún así fueron usados, a pesar de las protestas morales.

Más allá de la rareza material del hallazgo, la pieza intriga por su decoración: una imagen grabada que representa a una monja y tres clérigos en una escena de marcado carácter erótico.

Se cree que el preservativo pudo haber sido concebido como recuerdo de burdel, lo que explicaría tanto su iconografía provocadora como la inscripción en francés “C’est ma décision” (“Esta es mi decisión”). La frase aludiría al mito griego del Juicio de Paris, en el que el héroe debe elegir a la más bella entre tres diosas, un guiño a la toma de decisiones y a la elección del deseo.  

Este peculiar artefacto forma parte de la exposición "¿Sexo seguro?", abierta hasta noviembre, que explora las concepciones decimonónicas sobre el trabajo sexual y la salud sexual. Su presencia en la muestra no solo aporta una nota de humor histórico, sino que también ofrece una ventana directa a las actitudes, prejuicios y prácticas íntimas de la Europa del siglo.
En el preservativo se aprecia una ilustración minuciosa en tinta negra sobre la superficie translúcida. El trazo recuerda al grabado decimonónico, con líneas finas y sombreados que sugieren pliegues en la ropa y gestos faciales. La composición, más que un retrato solemne, transmite un guiño satírico o burlesco, típico del humor erótico de la época, en el que la figura de la monja y los clérigos se usaba como recurso para ironizar sobre la moral sexual.

La escena muestra a una figura femenina, sentada o reclinada, vestida con hábito de monja, reconocible por la toca que enmarca su rostro. Frente a ella, y en estrecha proximidad, aparecen tres hombres con indumentaria clerical —con sotanas y birretes—, colocados de forma que parecen conversar o interactuar con la monja en un contexto cargado de insinuación. Todos aparecen próximos entre sí, con un lenguaje corporal que sugiere conversación íntima o conspiración. La disposición recuerda a una “presentación” o “juicio”, lo que enlaza con la referencia al mito del Juicio de Paris mencionada en la descripción del hallazgo.
¿Erotismo y sátira anticlerical en el arte popular del siglo XIX?

Las escenas impresas en este preservativo constituyen un ejemplo singular de la tradición satírica y erótica que floreció en Europa durante el siglo XIX.

Al aparecer una monja aparece acompañada por tres clérigos, la composición  evoca tanto la solemnidad de una deliberación como la tensión insinuante de un encuentro prohibido.

La monja está parcialmente desnuda, en actitud íntima de culminar su acto con los tres hombres.

Este tipo de iconografía tiene antecedentes claros en la estampa popular, el grabado burlesco y las caricaturas de corte anticlerical que circularon clandestinamente en Francia, Italia y los Países Bajos. Tales obras explotaban la figura del religioso o la monja como símbolos de hipocresía moral, enfrentando el ideal de castidad con situaciones de deseo explícito.

En un contexto donde la Iglesia conservaba una fuerte autoridad social, este tipo de representaciones servía como acto de irreverencia y como mercancía para el consumo privado de un público adulto. La elección de colocar estas imágenes en un objeto sexualmente funcional no es casual: intensifica la burla y fusiona arte y uso práctico en un solo gesto provocador. El resultado es un testimonio material de cómo el erotismo, el humor y la crítica social podían coexistir en artefactos de la vida cotidiana, desafiando las convenciones morales de la época.

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