(Un ensayo poético sobre el desamor y la lucidez sentimental)
En el tarot, la carta del Tres de Espadas se presenta como un símbolo de desgarro, una imagen que no necesita traducción: un corazón atravesado, la tormenta alrededor, la claridad dolorosa de que algo ha cambiado para siempre.
No es el lamento secreto del alma herida, sino la proclamación abierta de que el amor no es invulnerable.
La frase con la que acompañaría esta imagen revela su estructura íntima:
“Cada desamor tiene tres espadas clavadas: el tuyo, el de ellos y lo que realmente sucedió.”
La primera espada es la nuestra: la herida de la expectativa rota, de las palabras no dichas o de las promesas que jamás encontraron cumplimiento. Es la percepción íntima, teñida de memoria y deseo, de lo que hubiera podido ser y no fue.
La segunda espada es la de la otra persona, porque en todo final late también su silencio, sus dudas, sus propias justificaciones. Nunca conoceremos del todo la versión del otro, pero se intuye que en su corazón haya probablemente otra verdad, quizá tan dolorosa como la nuestra, quizá liberadora para él.
La tercera espada —la más filosa y a la vez la más esquiva— es la que hace de juez de lo que realmente sucedió: la crónica de hechos que nadie puede cambiar, la suma imparcial de gestos, de ausencias y de realidades que no obedecen a los relatos que nos justificamos a nosotros mismos. Esa espada no se mueve con la emoción; corta con la precisión de lo inevitable; es como la del Ojo que todo ve.
La carta no habla únicamente del duelo amoroso, sino del drama existencial de la interpretación. El ser humano nunca vive un hecho tal cual es: lo rodea de narrativas, lo explica con metáforas, lo reviste de culpa o de inocencia. La primera espada es la herida subjetiva —el relato íntimo de quien siente—; la segunda es la herida ajena —esa otra versión que rara vez conocemos por completo—; y la tercera, quizá la más insoportable, es la del acontecimiento desnudo, la realidad que se impone al margen de nuestras justificaciones.
El Tres de Espadas se convierte así en un espejo de la condición humana: siempre habitamos entre la subjetividad y lo real, entre la memoria selectiva y los hechos implacables.
El desamor, en este sentido, no es solo un fracaso afectivo, sino una confrontación con la naturaleza misma del tiempo y la verdad.
La tormenta en la carta recuerda que el desamor no ocurre en calma: es un fenómeno eléctrico, con ráfagas de memoria y relámpagos de lucidez. Pero también señala que tras la lluvia el aire se purifica.
El Tres de Espadas no es un final, sino un instante de revelación. Nos confronta con el hecho de que el amor no solo es encuentro, sino también despedida; no solo júbilo, sino aprendizaje; es un símbolo cargado de un aire de purificación.
El dolor no es únicamente pérdida: es también un acto de revelación. En la tradición filosófica, desde los estoicos hasta Heidegger, la herida ha sido entendida como un lugar privilegiado de la conciencia. El sufrimiento nos arranca de la comodidad de la ilusión y nos devuelve a la claridad de lo que somos: seres finitos, vulnerables, expuestos.
Quizá por eso, el verdadero valor de esta carta y de su símbolo no está en la herida, sino en la capacidad de mirar el corazón atravesado y seguir latiendo. Porque al reconocer las tres espadas, al darle nombre a cada filo, uno empieza a distinguir dónde termina la pena y dónde comienza la claridad.
En el fondo, el Tres de Espadas nos recuerda que el dolor sentimental no es un accidente aislado, sino parte de la arquitectura del amor humano: un lenguaje en el que cada herida abre espacio para un nuevo significado. Y aunque el corazón sangra, nunca deja de ser corazón.
En este sentido, el Tres de Espadas no es una carta de derrota, sino de maduración. Nos invita a contemplar que la vida se edifica también sobre lo que se pierde. Que en cada despedida hay una iniciación, en cada espada una enseñanza. Y que el verdadero aprendizaje no es evitar la herida, sino reconocerla como parte constitutiva del misterio humano.
Por: Fanny Jimenez


















