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Triángulo Peligroso

Triángulo Dramático: salvador-víctima-perseguidor.

"Te cuido para que me cuides. Pero como nunca lo haces, me enfado contigo."
Este Triángulo Dramático que puede darse en las relaciones afectivas, el de "salvador-víctima-perseguidor", puede convertirse en un juego perverso que genera toxicidad y del que hay que salir.

FASE I: El salvador busca sentirse amado, cuidando y haciéndose cargo de otros.
Es obvio que elija a un elenco de personas que no le corresponden lo suficiente y cuyos cuidados hacia él dejan mucho que desear. Si no, el salvador no podría ejercer su papel. Por eso elige relaciones en las que él da más.

FASE II: El salvador se entristece mucho. Se da cuenta de que los demás se aprovechan de su bondad y de que lo que ofrece nunca viene de vuelta. Incluso las almas desfavorecidas a las que solía rescatar, cuando están bien, dejan de interesarse por él. Como ya no necesitan que nadie las salve, se esfuman.
Y es entonces cuando el salvador se victimiza: "¿Por qué me pasa esto a mí, con todo lo que he entregado?". Entrando así en la actitud de: "Pobre de mí" e instalándose en el papel de víctima.

FASE III: Cuando el salvador ve que ni siquiera victimizándose es sostenido, guiado, salvado ni reconocido, entra en cólera: "¡Ya está bien! ¡A partir de ahora os vais a ir a la mierda todos!".
El salvador enfurecido se convierte en un perseguidor, proyectando su ira hacia las personas a las que previamente ha salvado.
Como no le han correspondido, las amenaza duramente con abandonar su papel.

Tras este estallido, como no conoce otra manera de recibir amor que no sea sosteniendo a otros, vuelve a su papel habitual de salvador, generando de nuevo relaciones poco equitativas en las que él da más y los demás no le dan.
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